Un 26 de Septiembre de 1569 se termina de imprimir, en Basilea-Suiza, totalmente la Biblia en español llamada en nuestros días “La Biblia del Oso”, la cual en su tapa tiene un oso de pie comiendo miel desde un panal. Fue traducida por Casiodoro de Reina. En esa oportunidad salieron 260 ejemplares. De ese acontecimiento hace ya 439 años.
Bien lo dijo GABRIELA MISTRAL: “La Biblia es para mi EL LIBRO. No comprendo como alguien pueda vivir sin ella, sin que se emprobezca, ni como uno puede ser fuerte sin esa sustancia, ni dulce sin esa miel”. (Poetisa chilena. 1889-1957). Y como no repetir estas hermosas palabras: “¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras! ¡Más que la miel a mi boca!”, si sabemos que la Biblia nos da a conocer la inmensurable magnificencia de nuestro Padre Celestial.
Hoy tenemos el privilegio de leer cada día de esta Fuente de Vida, gracias a esos muchos cristianos que hace 439 años, lo hicieron posible. Por eso hoy debemos tener pleno conocimiento que “Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”.