Parecía locura pero Dios lo quería así, a las 17:00 horas comenzaba nuestro punto de prédica en las afueras de nuestro templo. Sacamos los parlantes, los instrumentos, las sillas para el coro y nuestros hermanos ancianos y nos pusimos a predicar la palabra del Señor. Fue de mucha bendición pués era la hora de la salida de mucha gente del Estadio municipal de Melipilla y era asombroso ver como se detenía el mundo a observar a este grupo de hermanos que predicaba gratas nuevas de salvación. La locomoción colectiva y los automoviles se agolpaban a escuchar la palabra de Dios.
"Venid a Mí todos los que estáis trabajados y cargados, que Yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mi, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga".
(Mateo 11:28-30).